De los cuatro tipos de justicia más comunes que existen: distributiva, (enfocada en la distribución equitativa de bienes y recursos); procesal, (se refiere a la imparcialidad de procedimientos y procesos); la retributiva, (relacionada con castigo por acciones incorrectas); y restaurativa, (que busca reparar daños y restaurar relaciones), no se contempla la de papel como tal, pero existe.
El 31 de octubre de 2025, México volvió a vivir la tragedia del absurdo: el Poder Judicial de la Federación se paralizó porque no había papel en las impresoras ni agua en los baños.
Suena a chiste, pero es la realidad. La llamada “Austeridad Republicana” se convirtió en Precariedad Republicana, un caos administrativo que estalló con la mal planeada Reforma Judicial.
Cuando los tribunales se detienen por falta de papel, no se frena un trámite: se destruyen vidas, familias quedan en el limbo y víctimas pierden la esperanza de justicia.
LA REFORMA QUE PROMETIÓ EFICIENCIA Y TRAJO EL COLAPSO
Prometieron un salto a la eficiencia. Lo que hubo fue ineficiencia, desorden y abandono.
¿Tantos millones invertidos para esto? ¿Para que jueces y secretarios no puedan ni ir al baño en su lugar de trabajo?
La presunción de que la transición fue improvisada y fallida cobra vida. El resultado: juzgados colapsados, promociones extraviadas y ciudadanos atrapados en la desesperación porque todas las ventanillas están cerradas.
LA HUELGA NO ES CAPRICHO, ES ALERTA ROJA
El aviso sindical de suspensión de labores no fue un berrinche: resultó ser una radiografía del colapso interno. No hay insumos, no hay condiciones dignas y lo más grave no es la protesta, sino que tienen razón.
El Poder Judicial rasca la cazuela para sobrevivir. Los plazos corren sin control y los derechos de miles se van al vacío.
EL AUTORITARISMO YA NO NECESITA JUECES, FALTAN INSUMOS
No hace falta censurar a los jueces si se les puede silenciar con carencias. Basta con dejar sin papel las impresoras o sin internet los sistemas. La “austeridad” se volvió el arma perfecta del control político.
El Estado no necesita intervenir en las sentencias. Basta con impedir que se impriman.
LA CIUDADANÍA PAGA EL PRECIO DE LA PARÁLISIS
La huelga puede ser o no ser legítima, pero quienes sufren no son los burócratas: somos los gobernados. Cada carpeta detenida, es una familia desamparada, una víctima abandonada. La justicia no se apaga con un botón ni se condiciona.
LOS POLÍTICOS GASTAN EN BERINCHES, NO EN JUSTICIA
México no necesita más trenes inútiles ni caprichos presidenciales. Necesita papel, agua, salarios y mantenimiento para sus juzgados. El dinero público debe destinarse a policías, ministerios públicos, actuarios, peritos y jueces, no a monumentos de egolatría.
LA JUSTICIA NO AGUANTA MÁS EXPERIMENTOS
Es urgente que el gremio judicial actúe con inteligencia. Frenar todo es dinamitar el poco orden que queda. Deben mantenerse vivos los asuntos urgentes, especialmente las suspensiones de amparo y los casos que protegen los derechos más fundamentales.
LA MALA ADMINISTRACIÓN ES CORRUPCIÓN?
Sin papel, sin agua, sin pagos y sin responsables, no hay independencia que resista. La justicia es un servicio continuo, no un lujo y si las autoridades no lo entienden, que escuchen el mensaje jurídico: la mala administración también viola Derechos Humanos.
CON PROPAGANDA NO SE IMPARTEN SENTENCIAS
La justicia necesita seriedad, recursos y respeto. Todo lo demás (discursos, anuncios, promesas), es propaganda barata y con ella no se fundan sentencias ni se defiende al pueblo.