El expresidente Andrés Manuel López Obrador salió de su rancho La Chingada y reventó su propio “retiro”.
Con el pretexto de presumir su nuevo libro, reapareció para amenazar con volver a las calles si, según él, se toca la democracia, la soberanía o si “acosan” a Claudia Sheinbaum.
Pero el tiro le habría salido por la culata: en redes estalló la sospecha de que quien realmente sigue mandando es él.
Desde un video grabado en Palenque, Andrés Manuel López Obrador detalló que ya viajó cinco veces a la CDMX desde que dejó el poder y aclaró que solo romperá su retiro si ve “golpes de Estado”, “fraudes” o un ataque directo a la presidenta. Mientras tanto, Claudia Sheinbum respondió suavecito: dijo que “quieren mucho” al exmandatario y que su libro será “muy importante para el país”.
Para críticos y simpatizantes, la reaparición fue como mencionar la soga en casa del ahorcado: hablar de golpes, fraudes y acoso cuando nadie se lo pidió encendió todas las alarmas.
Muchos lo interpretaron como un golpe blando adelantado, un recordatorio de quién mueve los hilos y una sombra gigantesca sobre la figura presidencial.
La narrativa más repetida: “ayer terminó el gobierno de Claudia y empezó el imperio de Macuspana”. Hasta señalan que figuras cercanas como Adán Augusto López, ya estarían calentando banca para futuros movimientos.
Entre bromas de “Drácula”, “zopilotes” y política de película de terror, queda claro que la aparición del exmandatario más que ayudar, incomodó.
Y mientras el país debate si volvió el “chupacabras político”, muchos prefieren refugiarse en el fútbol, deporte que da menos miedo que la política nacional y hasta proyectan lo que sería para la fanaticada si la final se define en un apoteósico clásico regio entre tigres y rayados. Ahí nomás pa’l gasto! R/90
