Monterrey Nuevo León, lunes 10 de Diciembre 2018, 8:52 p. m. (Nora Hernández).- La Navidad en este País tiene gran variedad de tradiciones y costumbres, entre las que se pueden señalar diversas fiestas familiares como las Posadas y el día de Reyes, los platillos típicos, entre los que van los tamales, el ponche, los dulces, muy aclamados en esta época del año en que las calles se visten de colores y alegría.
LAS POSADAS
La cultura mexicana se prepara para la Navidad 9 días antes del 24 de diciembre, esto es, el 16 de diciembre. Ese día comienzan las fiestas con la primera Posada, una celebración con una gran carga religiosa donde la gente ‘acompaña’, en procesión, a la Virgen María y a San José mientras buscan una posada donde pueda nacer el niño Jesús. Ese día, los participantes deciden cuántas Posadas celebrarán en este año y dónde se hospedarán María y José.
La fiesta se celebra en las calles o en las casas. La gente se reúne para cantar y bailar, a rezar letanías de rodillas, rodeados de luces de bengalas que se reparten entre los presentes.
Cuando todos llegan a la posada comienza la fiesta. Además, los mexicanos sentimos tal devoción por la festividad navideña que incluso algunos celebran las llamadas pre-posadas, que se realizan días antes y son muy parecidas.
Estas celebraciones terminan el 24 de diciembre, que es un día muy familiar que culmina con una deliciosa cena de Nochebuena.
LOS NACIMIENTOS
Si en otros lugares no puede faltar el árbol navideño, en México son imprescindibles los nacimientos, que se colocan el 16 de diciembre y se guardan el 2 de febrero “Día de la Candelaria”, una vez concluida la “Levantada del Niño Dios”.
Las figuras principales del Belén son la Virgen María, San José, el niño Jesús -que se pone el 24 de diciembre por la noche- y los Reyes Magos, cuyas figuras se añaden el 5 de enero, así como los animales del pesebre, los pastores y el ángel.
La noche del 24 de Diciembre, muchas familias acuden a la “misa de gallo”, que se celebra a medianoche y después abren sus regalos, colocados junto al nacimiento de parte del Niño Dios , u obsequiados por “Santa Claus”. Algunas veces, los niños suelen abrir sus regalos el día 25 por la mañana, en plena Navidad.
LAS FERIAS Y LAS ‘NOCHEBUENAS’ O POINSETIAS
En esta época también son abundantes las ferias y mercados artesanales, en los que se venden todo tipo de adornos navideños, frutas, esferas de Navidad, piñatas y dulces, entre otras cosas.
La tradicional flor de color rojo que luce por todo México en estas fechas es la ‘poinsettia’, que antes simbolizaba para los indígenas “la nueva vida” que alcanzaban los guerreros muertos en combate y que tiempo después se convirtió en la flor favorita del embajador de Estados Unidos en México (Joel Pointsett). También se le conoce como flor de Nochebuena.
LA PIÑATA
Ninguna Navidad mexicana que se precie de serlo, olvida el momento de la piñata, que normalmente está hecha de barro o de cartón y tiene forma de estrella con siete picos, cada uno de los cuales simboliza un pecado capital. Algunos la dejan para el último día del año.
En su interior suele haber dulces, frutas, monedas u otros premios, pero para conseguirlos hay que golpear la piñata con un palo y con los ojos tapados con una pañoleta que representa la fe ciega.
El que golpea primero, tiene que girar varias veces para perder el sentido de la orientación mientras otros cantan: “¡Dale, dale, dale, no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino. Ya le diste una, ya le diste dos, ya le diste tres, y tu tiempo se acabó. Una, dos, tres!”.
Una vez se rompe la piñata, todos disfrutan de los deliciosos platillos típicos mexicanos: tamales, buñuelos, churros, ponche y chocolate o café caliente.
LAS PASTORELAS
Son representaciones teatrales que se escenifican por todo el país para ilustrar acerca de las peripecias por las que pasaron los pastores en su peregrinar hacia Belén.
En algunas regiones de Latinoamérica también se llaman ‘posadas’. Los misioneros franciscanos las llevaron por primera vez al Nuevo Mundo y otros pueblos indígenas americanos.
A lo largo de los años, las pastorelas han desarrollado un interés cultural y regional mexicano. Una de las más antiguas es ‘La Comedia de los Reyes’, pero quizá la más conocida sea ‘La pastorela de Tepotzotlán’, que se representa en la Hostería del Convento, cerca de la ciudad de México.
Aunque “Santa Claus” se ha hecho muy popular en toda Latinoamérica en los últimos años, muchos niños son fieles a los Reyes Magos y les escriben cartas para que el 6 de enero les traigan sus más anhelados juguetes.
La tarde del Día de Reyes se celebra en familia y con amigos, mientras se disfruta la Rosca de Reyes, (pan hecho de harina, huevos, levadura, azúcar y mantequilla) que se adorna con frutas cristalizadas –cocidas con cal viva, parecidas a la fruta confitada–.
En su interior, se colocan figuritas del niño Jesús de plástico y a quien le toque tendrá que hacer una fiesta el 2 de febrero, “Día de la Candelaria” en la que se vuelven a reunir los mismos que se juntaron el día de Reyes.
Para muchos mexicanos el acompañante ideal de la Rosca de Reyes es el chocolate caliente, eso sí, debe estar hecho en olla de barro y con molinillo y tener un poco de espuma, signo de calidad y sabor. R/90