En nuestro país, el aumento en la tasa base, coloca en el escenario un riesgo de muerte para los llamados “meses sin intereses” y despierta el caro anhelo de Banxico: que disminuyan las ventas, para bajar la inflación, evento que resulta obligación Constitucional para la institución referida. Ya nos dimos cuenta todos de que los gobiernos quieren que la gente tenga menos dinero para gastar. Eso pone en riesgo los “meses sin intereses”.
El Banco de México (“Banxico”), imprime los pesos, y en la Reserva Federal distribuye los dólares. Desde hace meses viene frenando, subiendo sus tasas de interés. Ahora hay menos promociones a meses sin intereses. No confundirlo con los pagos diferidos.
En estos días, los estadounidenses traen de novedad su “buy now, pay later”, (“compre ahora, pague después”), mientras los mexicanos llevamos años escuchando a los cajeros ofrecernos: “¿se lo pongo a 12, a 6 o a 3 meses?”. Algo relativamente nuevo en un país donde todavía hasta el siglo pasado batallábamos con inflaciones altas y créditos caros. En ese entonces, el sistema no funcionaba y ahora está peor. Es factible que bajen dichas promociones y la causa es porque a los bancos como BBVA, Banorte y otros, es precisamente ahora que les cuesta más usar o tener el dinero “guardado”. Por si fuera poco, también deben pagar más a quienes tienen ahorros o cuentas de inversión.
El Banco de México subió su tasa anual en un 10.5%, argumentando que brindar tasas por debajo de lo mencionado, podría ser un mal negocio.
Ahora resulta que quienes necesitan un préstamo para comprar una pantalla, un carro o una casa, deben pagar tasas de interés más altas. Muchos se echan para atrás cuando ven el total y prefieren dejar de comprar, frenando de pasada la economía. El gobierno de cada país detiene la inflación mediante su banco central. Acá es el Banco de México, ese que hace solo un año tenía su tasa en un nivel de 5%. Ese que ayer dió a conocer una lista de razones para subirla al nivel sin precedentes que vemos ahora: “Las condiciones financieras globales, el entorno de incertidumbre, las presiones inflacionarias acumuladas de la pandemia y del conflicto geopolítico, la posibilidad de mayores afectaciones a la inflación y la postura monetaria ya alcanzada en este ciclo alcista”.
Subir las tasas es lo que dicen se necesita para que la gente deje de comprar y para que los negocios hagan ofertas o bajen precios para conseguir clientes.
La constante subida de este año ya empezó a funcionar en México pues ayer la Secretaría de Economía informó: “La doceava edición de El Buen Fin se realizó del 18 al 21 de noviembre. Se registraron en el portal oficial más de 104 mil establecimientos comerciales para participar en el programa. El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) estima una venta de 134 mil millones de pesos durante este programa 2022″.
Eso es un dineral, pero la comparación respecto al año pasado, refleja una gran baja, ya que se reportaron ingresos de 191 mil millones de pesos por parte del Consejo Coordinador Empresarial. La caída es de un 30%.
La Secretaría de Economía trató de maquillar el caso: “Dado que duró 4 días, esto se traduce en 33 mil 500 millones de pesos por día de venta. En el año 2021 fue de 27 mil 400 millones de pesos por día; y en 2020, de 19 mil 916 millones de pesos”.
Cabe mencionar que el año pasado “El Buen Fin” estuvo más de una semana y que el 2020 fue el peor año en ventas, debido a la pandemia. Justamente, el propósito del Banco de México es que bajen las ventas para contener la inflación y esto no pasa sólo en México. Uno de los últimos días del año pasado, fue pésimo en el mercado de valores, salvo por escasas excepciones: los precios de las empresas que cotizan en las bolsas de México y Nueva York cayeron 1.5 y 2.2% respectivamente.
Hay vinculación, pues la Reserva Federal también subió su tasa de referencia para contener la inflación. Los que compran acciones entienden que las empresas venderán menos y consecuentemente, ofrecen menos dinero a cambio de esos papeles.
La tarea de los bancos centrales parece ir bien encaminada. Tanto, que en México ya puso en riesgo la vida de los “meses sin intereses”. R/90